Un día empecé a dibujar el ojo de una amiga y desde ese momento no he parado de dibujar. Luego empecé a intervenir su naturaleza en dimensión, posición y cantidad creando así nuevos organismos que se podrían categorizar dentro de los adjetivos “grotesco”, “perturbador”, “miedoso”, “oscuro”, “oculto” o en un solo concepto: ominoso.
Desde entonces he estado profundamente obsesionada a verlos, crearlos y a encontrar uno más extraño o perturbador que el último. Identifico en ellos que se trata de organismos que palpitan/respiran/laten intensamente sin obedecer ningún estándar de la belleza; al contrario, pareciera que tuvieran la necesidad de desgarrarse el caparazón limpio que los cubren en un intento por manifestar sus existencias viscerales.